Capitulo
12: Nos dividimos
A
la media hora de acabar de comer, Helen empezó a caminar por la orilla mar
observando el castillo que se alzaba por encima de la montaña. Stangerson, el
padre del niño, se había sentado junto a él en una roca. Alice y Raquel ya se habían adentrado en la selva. Flora y
yo, pues no hacíamos nada productivo, tras unos momentos de descanso fuimos a
buscar a Emmy. Al llegar al lugar de las barcas vimos que no estaba, miramos a
los lados por si ya se había levantado pero no había nadie más que los ya
nombrados, el montañero y el hombre del libro. El montañero estaba echado una
siesta y como no había dejado de hacer, el otro señor seguía leyendo. No
tuvimos ni un instante para buscar a Emmy porque la voz volvió a sonar, tan fuerte
que hasta Alice y Raquel la oyeron desde la selva.
-Queridos
amigos, tengo una mala noticia para vosotros, no conseguiréis el dinero, porque
no lo hay. Pero yo he conseguido lo que quería, ahora sois presa mía. Y deberéis
llegar hasta lo más alto de mi castillo para salir de la isla, solo uno lo
conseguirá. Pero tranquilos, quien lo consiga también recibirá, La vida eterna.
Estáis en Andromeda la isla de la vida situada en el triangulo de las bermudas.
Aquí, dicen las escrituras mayas, que se encuentra uno de los tres mayores
tesoros del mundo. Ese será vuestro premio, saber la verdad sobre ello. Son las
doce, tenéis hasta mañana a las diez de la noche para llegar.
La
voz se apagó y la gente empezó a enfadarse, yendo de un lado a otro y gritando.
La marea había empezado a subir y quedaban muy pocos metros de playa.
Cogí
a Flora de la mano y empecé a tirar de ella. Se resistía porque quería
encontrar a Emmy, pero lo más seguro es que ella hubiera entrado ya a la selva.
La selva no tenía nada que ver con el bosque del día anterior, esta tenía
flores de todo tipo, bichos, palmeras, altos arboles muy delgados… Caminé hasta
un claro con un platanero en el centro, escalé un poco y le di uno de los
plátanos a Flora, lo guardo en la mochila y proseguimos el camino. Antes de
salir del claro escuchamos ruidos, Flora caminó hasta los arbustos gritando
para que saliera de ahí quien fuese. Pero no pasó nada, seguimos andando hasta
la ribera de un río. Al otro lado se encontraban Alice y Raquel. Grité a Alice
para que nos ayudase:
-Alice!
-Vaya,
Luke, que sorpresa! – Contestó acercándose al río otra vez-.
-Alice,
ayúdanos a cruzar, por favor.
Alice
sonrió y enseguida había saltado sobre el río. Cojió a Luke en brazos y lo
llevo al otro lado, luego hizo lo mismo con Flora.
-Hacemos
un buen equipo –Dijo Raquel-.
-Vosotras
habeis visto a Emmy? Es una chica de
vuestra edad, o algo más mayor, que tiene el pelo castaño y ondulado. –Preguntó
Flora-.
-No,
cuando la visteis por última… -A Raquel se le quebró la voz y empujó a los tres
hacia un lado-
Segundos
más tarde un árbol cayó sobre el lugar en el que habían estado hablando y una
figura huyó del lugar alejándose de la montaña en la que ese majestuoso
castillo se alzaba pareciendo que tocaría el cielo…
Capitulo
13: Pasaremos la noche a salvo.
Seguimos
caminando hacia la montaña y cada vez se hacía más tarde. En ningún momento se
nos había pasado por la cabeza a ninguno de los cuatro que no teníamos un lugar
donde dormir. Aún así mientras que anochecía seguimos caminando hacia la
montaña. Flora estaba muy cansada y casi no había luz, pero justo en ese
instante encontramos una casa de madera en la que podíamos pasar la noche.
Alice
abrió la puerta de una patada cuando habíamos entrado todos el viento cerró la
puerta y la luz se encendió.
-Quienes
sois? –Dijo una misteriosa voz-.
-Yo
soy Flora, y estos son Luke, Raquel y Alice. Quien eres tu?
El
montañero salió de las sombras.
-Yo
me llamo Drebber.
Drebber
era bastante gordo y llevaba a la espalda una mochila enorme. Nos contó que el
también había decidido pasar ahí la noche y cuando le comentamos lo del árbol
que casi nos mata dijo que a él también le habían pasado cosas muy raras desde
que llegó a la isla.
Nos
metimos en las habitaciones, como no eran muchas nos repartimos, Flora y yo
dormimos en la misma. Durante la noche alguien entro en la cabaña y encendió la
chimenea…
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