miércoles, 11 de abril de 2012

Capitulos 12 y 13


Capitulo 12: Nos dividimos
A la media hora de acabar de comer, Helen empezó a caminar por la orilla mar observando el castillo que se alzaba por encima de la montaña. Stangerson, el padre del niño, se había sentado junto a él en una roca. Alice y Raquel  ya se habían adentrado en la selva. Flora y yo, pues no hacíamos nada productivo, tras unos momentos de descanso fuimos a buscar a Emmy. Al llegar al lugar de las barcas vimos que no estaba, miramos a los lados por si ya se había levantado pero no había nadie más que los ya nombrados, el montañero y el hombre del libro. El montañero estaba echado una siesta y como no había dejado de hacer, el otro señor seguía leyendo. No tuvimos ni un instante para buscar a Emmy porque la voz volvió a sonar, tan fuerte que hasta Alice y Raquel la oyeron desde la selva.
-Queridos amigos, tengo una mala noticia para vosotros, no conseguiréis el dinero, porque no lo hay. Pero yo he conseguido lo que quería, ahora sois presa mía. Y deberéis llegar hasta lo más alto de mi castillo para salir de la isla, solo uno lo conseguirá. Pero tranquilos, quien lo consiga también recibirá, La vida eterna. Estáis en Andromeda la isla de la vida situada en el triangulo de las bermudas. Aquí, dicen las escrituras mayas, que se encuentra uno de los tres mayores tesoros del mundo. Ese será vuestro premio, saber la verdad sobre ello. Son las doce, tenéis hasta mañana a las diez de la noche para llegar.
La voz se apagó y la gente empezó a enfadarse, yendo de un lado a otro y gritando. La marea había empezado a subir y quedaban muy pocos metros de playa.
Cogí a Flora de la mano y empecé a tirar de ella. Se resistía porque quería encontrar a Emmy, pero lo más seguro es que ella hubiera entrado ya a la selva. La selva no tenía nada que ver con el bosque del día anterior, esta tenía flores de todo tipo, bichos, palmeras, altos arboles muy delgados… Caminé hasta un claro con un platanero en el centro, escalé un poco y le di uno de los plátanos a Flora, lo guardo en la mochila y proseguimos el camino. Antes de salir del claro escuchamos ruidos, Flora caminó hasta los arbustos gritando para que saliera de ahí quien fuese. Pero no pasó nada, seguimos andando hasta la ribera de un río. Al otro lado se encontraban Alice y Raquel. Grité a Alice para que nos ayudase:
-Alice!
-Vaya, Luke, que sorpresa! – Contestó acercándose al río otra vez-.
-Alice, ayúdanos a cruzar, por favor.
Alice sonrió y enseguida había saltado sobre el río. Cojió a Luke en brazos y lo llevo al otro lado, luego hizo lo mismo con Flora.
-Hacemos un buen equipo –Dijo Raquel-.
-Vosotras habeis visto a Emmy?  Es una chica de vuestra edad, o algo más mayor, que tiene el pelo castaño y ondulado. –Preguntó Flora-.
-No, cuando la visteis por última… -A Raquel se le quebró la voz y empujó a los tres hacia un lado-
Segundos más tarde un árbol cayó sobre el lugar en el que habían estado hablando y una figura huyó del lugar alejándose de la montaña en la que ese majestuoso castillo se alzaba pareciendo que tocaría el cielo…


Capitulo 13: Pasaremos la noche a salvo.
Seguimos caminando hacia la montaña y cada vez se hacía más tarde. En ningún momento se nos había pasado por la cabeza a ninguno de los cuatro que no teníamos un lugar donde dormir. Aún así mientras que anochecía seguimos caminando hacia la montaña. Flora estaba muy cansada y casi no había luz, pero justo en ese instante encontramos una casa de madera en la que podíamos pasar la noche.
Alice abrió la puerta de una patada cuando habíamos entrado todos el viento cerró la puerta y la luz se encendió.
-Quienes sois? –Dijo una misteriosa voz-.
-Yo soy Flora, y estos son Luke, Raquel y Alice. Quien eres tu?
El montañero salió de las sombras.
-Yo me llamo Drebber.
Drebber era bastante gordo y llevaba a la espalda una mochila enorme. Nos contó que el también había decidido pasar ahí la noche y cuando le comentamos lo del árbol que casi nos mata dijo que a él también le habían pasado cosas muy raras desde que llegó a la isla.
Nos metimos en las habitaciones, como no eran muchas nos repartimos, Flora y yo dormimos en la misma. Durante la noche alguien entro en la cabaña y encendió la chimenea…

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